martes, 8 de septiembre de 2015

La malversación de la ayuda humanitaria al Sáhara Occidental

Dijo Hiram Johnson que la primera víctima de una guerra es la verdad, y podríamos agregar que tanto peor si se trata de una guerra informativa en el que participan las ONG que obtienen grandes dividendos con el sufrimiento humano en el desierto del Sahara.

Es evidente, considerando que el mismo Mariano Rajoy ha sido capaz de confundir a Nigeria con Kenia, que la mayoría de los españoles tienen una idea muy poco exacta de lo que acontece en el cercano Sahara Occidental, antiguo dominio español.

Lo demuestra no sólo la confusión de Rajoy, también lo acontecido hace unos meses, cuando la agrupación política “Podemos” se solidarizaba con el “pueblo saharaui” usando una cartografía que los borra del mapa. En dicho mapa, que los “saharauis” califican de “ilegal”, aparecía el Sahara Occidental como parte de Marruecos.

Decía el escritor paraguayo Helio Vera que las ONG están integradas por usurpadores que se autodenominan “sociedad civil”, eternos suplicantes de ayuda extranjera, cuyos miembros se eligen a sí mismos y que, con tan débil respaldo popular, reclaman la totalidad de la representación social y por ende, funciones, derechos y privilegios que corresponden a entidades legítimas. 

Quienes conocemos este tipo de “causas altruistas” sabemos que la lucha contra la pobreza de la mayoría de los miembros de las ONG empieza por casa. No es de extrañar, pues, el enorme fraude con la ayuda humanitaria destinada al Sahara que salió a luz en las últimas semanas. 

A raíz de este fraude, ahora el Parlamento europeo ha pedido identificar a son los argelinos y saharauis que durante años llucraron adueñándose y revendiendo la ayuda humanitaria enviadas por la Comisión Europea a los refugiados saharauis de los campamentos en los alrededores de Tinduf (suroeste de Argelia). También, como es natural, se exigió que estos individuos "no vuelvan a tener acceso a las ayudas financiadas por los contribuyentes europeos".

Además de la enorme malversación, salió a luz que el número de damnificados en el Sahara había sido enormemente exagerado por los beneficiarios de este gran negocio “humanitario”. Se reconoció recién luego de estas denuncias, que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas lleva años tratando de elaborar un censo veraz, sin éxito.

Aunque estos “líderes” de la lucha por un “Sahara Libre” han pretendido siempre ideologizar su lucha, y presentarse como “progresistas” identificados con la izquierda, lo cierto es todo se trata de manipulación y publicidad engañosa de las ONG y organismos instalados en los medios de comunicación. 

Ya hace tiempo el intelectual James Petras advirtió que "Las ong son la punta de lanza de la globalización neoliberal capitalista. Las ONGs son en su mayoría brazos de los poderes internacionales que buscan despolitizar el conflicto de clase y estrangular el germen de la organización social de las bases, a fuerza de apoyar políticas asistencialistas y la filosofía de la microempresa".

Es decir, cuando se presentan como grandes filántropos en casos como el Sahara Occidental, se trata simplemente de embaucadores profesionales que se aprovechan de los ciudadanos de países como España, cuyo mismo jefe de estado desconoce la ubicación de Kenya en el mapa.

Y se trata de burócratas y técnicos a los que le da exactamente igual planificar una campaña de vacunación masiva de “saharauis” y construirle hospitales que organizar una remoción de villas miseria con gente incluida y bombardear poblaciones inocentes del Tercer Mundo. 

En fin, si usted está pensando en colaborar con campañas humanitarias que recaudan con la imagen de los damnificados del desierto, debería tomar nota que el Sahara Occidental se encuentra fuertemente contaminado por las ONG.

Fraude humanitario en el Desierto


Como ciertos políticos que en la historia de Argentina llamaron al robo electoral que cometieron “fraude patriótico”, en el Sahara se comete un fraude humanitario. 


Es lo que sucede con la ayuda destinada a los refugiados del Sahara Occidental, rehenes de estas organizaciones que perpetúan una causa solo para lucrar con la desgracia de los pueblos del desierto. Un detallado y reciente informe de la OLAF, Agencia de la Comisión Europea que lucha contra el Fraude, es elocuente.

En uno de sus párrafos, reproducido por la prensa española, señala que "El hurto empieza entre Orán y Tinduf: los camiones [...] llegan a Tinduf. Faltan mercancías, generalmente varias toneladas. El responsable saharaui firma la entrega y recibe dinero del chófer del camionero para compensar lo que falta, entre 10.000 y 40.000 dinares argelinos" que, al cambio, eran entonces hasta 500 euros. "Esas cantidades remontan la escala jerárquica y todos se aprovechan. Los nombres son los siguientes [...]. Las mercancías apartadas son después vendidas en los mercados de Argelia".

Hace alusión a donaciones enviadas entre los años 2003 y 2007 que acabaron, en gran parte, vendidas en mercados de Argelia, Mauritania o Mali. Los responsables de la malversación, dice el informe, la mayoría de las veces ni siquiera se molestan en desembalar lo que sustraen para vender. En algunos casos, se suplanta el contenido de los envases de las donaciones por productos de menor precio y calidad, ganando fortunas con el reemplazo.

También se consigna que organismos europeos donaron en tiempos previos a mediados del año 2005, fondos para construir hospitales y colegios, incluyendo el monto para contratar mano de obra saharaui para levantar las edificaciones. Para aprovechar mejor la donación, las autoridades saharauis usaron mano de obra esclava de presos de guerra marroquíes que aún tenía en sus prisiones.

Un miembro de la OLAF testimonió que, durante sus vacaciones en Mali, vio con sus propios ojos cómo se descargaba en un centro comercial leche en polvo, desde bolsas que consignaban que se trataba de ayuda humanitaria europea.

El fraude fue posible gracias a la complicidad de las autoridades argelinas, que exageraron enormemente las cifras de saharauis refugiados para ganar la diferencia.

El fraude era conocido desde diciembre de 2014, sin embargo, la “ayuda” continuó. Según la eurodiputada alemana Ingeborg Grassie, la malversación de la ayuda humanitaria en el Sahara es escándalo de grandes dimensiones.

Representantes del Polisario en Europa, otras veces muy locuaces, no respondieron a requerimientos de la prensa española sobre el fraude. Aunque se conoce del enriquecimiento ilícito de varios líderes del Polisario, estos delitos siguen impunes.

La OLAF está lejos de ser la única organización que ha realizado este tipo de denuncias. La Cruz Roja española hizo saber años atrás que 385.000 euros entregados a la Media Luna Roja Saharaui para la compra de camellos no fueron usados en ello.

Fuentes marroquíes han señalado con ironía que como fruto de estas malversaciones, “algunos altos dirigentes del Polisario se han acumulado, en pocos años, fortunas dignas de la clasificación de Forbes”. 

Ello sin mencionar su implicancia en delitos peores como el tráfico de armas o estupefacientes, que fogonean la insistencia con que se promueve la creación de un estado fallido en el desierto. 

Este tipo de fraude es común en otras regiones como Latinoamérica, donde usurpadores que se autodenominan “sociedad civil”, instalados en las llamadas ONG, disputan la representatividad popular a los líderes políticos. Los líderes de estos grupos se eligen a sí mismos, pero a pesar de contar con tan débil respaldo popular, reclaman la totalidad de la representación social y por ende, funciones, derechos y privilegios que corresponden a entidades legítimas.

Refugiados fantasmas en el desierto



No hace mucho tiempo la noticia de que en el ejército iraquí figuraban unos 50 mil soldados fantasmas sorprendió a gran parte del mundo, aunque el mal sea una vieja y popular forma de malversar fondos.

Cuando llegó a la presidencia argentina el escritor Domingo Faustino Sarmiento, descubrió que bajo administración de su antecesor, Bartolomé Mitre, se había incluído en el ejército argentino que combatía en la guerra del Paraguay un número de soldados muy superior al real, solo para malversar fondos.

En países latinoamericanos como el mismo Paraguay actual, es una vieja práctica aumentar el número de uniformados, damnificados por las inundaciones, niños de la calle, indígenas abandonados o veteranos de guerra para embolsar grandes sumas de dinero.

Las últimas noticias destacadas por la prensa española, de un gran fraude con la ayuda humanitaria destinada a los refugiados del Sahara Occidental, escandalizaron a Europa.

Fue cuando la Eurocámara desempolvó un revelaror informe de la Oficina Antifraude de la UE que llevaba siete años oculto y que denunciaba la “malversación y el tráfico” de las subvenciones a los campos de Tinduf.

Invocando supuestas causas altruistas, gran número de fundaciones y ONG habían malversado millonarias sumas de ayuda europea a los damnificados por un conflicto que precisamente estos entes se encargar de perpetuar para lucrar con él.

Como los beneficiarios iniciaron un bombardeo mediático sobre las confusas motivaciones cargadas del lirismo para justificar sus actos, los organismos pertinentes respondieron que lo que estaba en discusión no era el conflicto, sino el injustificable desvío de la ayuda.

“Yo no quiero saber nada del conflicto, ni de Marruecos ni del Polisario; solo me preocupa el buen uso de los fondos”, dijo al respecto la diputada de la CDU Ingeborg Grassle, que está ultimando un informe para fines de este mes.

Esta declaración rebaja a casi la mitad el número de refugiados saharauis en los campos argelinos.

La OLAF argumenta que las autoridades argelinas indicaron a las autoridades internacionales que la población en el campamento de Tinduf estaba compuesta por 155,000 personas, algo que consideró sobreestimado para la cantidad real de refugiados, y que finalmente permitió el desvío.

Desde su creación en 1975, las cifras “fluctúan” de acuerdo a las perspectivas de ayuda a malversar. De 165,000 personas en 1975, el gobierno argelino notificó 155,000 en 2000 y 158,000 en 2004. Mientras el gobierno marroquí estimaba entonces que eran 50,000 personas, el Frente Polisario elevaba la cifra a 200,000 según el informe.

La OLAF puntulaiza que “ni Argelia ni el Frente Polisario aceptaron que las instancias internacionales realizaran un censo de la población de los campamentos a pesar de los pedidos formales de la Agencia de la ONU para los refugiados en 1977, 2003 y 2005”.

En el período de 1994 a 2004, la ECHO entregó 105 millones de euros en ayuda humanitaria sobre la base de tales cifras, y hoy se sabe que se calculó sobre un número cuatro veces superior al real.

Dijo Lincoln que puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Sin embargo, quienes lucran con la tragedia del Sahara Occidental llevan casi cuatro décadas haciéndolo.

El destape del fraude de la ayuda humanitaria tal vez ponga punto final a este lapso incontable de la eternidad.

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